Cada experiencia era más fuerte que la anterior, más real,
más sincera, como si todo este tiempo, la espera hubiera sido necesaria para lo
que se avecinaba. El aleteo de las mariposas en el estómago se intensificaba
por mucho en comparación con los anteriores.
En cuanto al fracaso de las experiencias pasadas, la habían
forjado para ser quién hoy es. No habían sido fracasos, más bien, a lo largo de
todo este tiempo había recolectado herramientas que conservaría y utilizaría
cuando creyera conveniente. Nada le aseguraba que aquella sensación de revoloteo
que ahora la invadía, no con fervor pero si con paciencia, fuera la de veras
real y no otro errado intento. Pero que le serviría para tropezar, caer,
levantarse y crecer, SEGURO.